¿Qué es la Economía Azul? Beneficios y Estrategias
Vivimos en el llamado Planeta Tierra, aunque en realidad debería llamarse Planeta Azul. Más del 70% de su superficie está cubierta por agua: mares, océanos, ríos y lagos que suman más de 1.386 millones de kilómetros cúbicos. Y aun así, el fondo marino sigue siendo un territorio en gran parte desconocido, lleno de vida, misterio y oportunidades.
Por ello, la economía azul resulta esencial para nuestra supervivencia: regulan el clima, producen oxígeno, alimentan a millones de personas y ofrecen recursos que impulsan la economía. No es casualidad que el lema del Día Mundial de los Océanos 2025 haya sido “Maravillas oceánicas: sosteniendo lo que nos sostiene”.
¿Qué es la economía azul?
La economía azul agrupa todas las actividades económicas vinculadas con los océanos, mares y zonas costeras que buscan un desarrollo sostenible y responsable. En otras palabras, es un modelo que aprovecha los recursos oceánicos sin destruir los ecosistemas que los sustentan.
Su enfoque parte de la economía verde, pero se centra específicamente en el ámbito marino. Igual que la economía circular busca reducir residuos y alargar la vida útil de los materiales, la economía azul propone gestionar los recursos marinos sin agotar su biodiversidad ni alterar sus procesos naturales.
El concepto comenzó a ganar fuerza en 2012, cuando los pequeños Estados insulares del Pacífico lo defendieron en la Cumbre de Río+10. Pero fue en 2015 cuando se consolidó gracias al informe de WWF “Principles for a Sustainable Blue Economy”, que sentó las bases de este modelo. Desde entonces, la economía azul no solo se entiende como una oportunidad de conservación, sino también como una fuente de innovación y crecimiento económico.
No obstante, conviene tener cuidado con los términos Blue Economy o Blue Growth, ya que algunas empresas los utilizan de forma genérica para hablar de cualquier actividad marítima, incluso si no es sostenible. En realidad, solo se puede hablar de economía azul cuando existe un compromiso claro con la preservación de los ecosistemas marinos.
¿Cuáles son los principios de la economía azul?
La economía azul se apoya en una idea sencilla, pero poderosa: los océanos pueden generar prosperidad sin perder su capacidad de regenerarse. Para conseguirlo, propone una gestión equilibrada basada en principios como:
- Uso responsable de los recursos: aprovechar los océanos sin agotar su biodiversidad.
- Innovación y eficiencia: fomentar nuevas tecnologías que reduzcan el impacto ambiental.
- Inclusión social: generar empleo digno y desarrollo equitativo en comunidades costeras.
- Cooperación internacional: coordinar esfuerzos entre países y organismos para proteger los mares.
Estos principios buscan transformar actividades tradicionales —como la pesca o el transporte marítimo— en modelos sostenibles que aseguren el bienestar de las próximas generaciones.
Diferencias entre la economía azul y la economía verde
Aunque ambas comparten una visión sostenible, existen diferencias claras entre la economía azul y la economía verde. La economía verde abarca todos los sectores productivos con impacto ambiental, mientras que la azul se concentra en los recursos oceánicos y las actividades marinas.
Podemos resumir sus principales diferencias así:
- Ámbito de aplicación: la economía verde es más general; la azul se centra en mares, costas y océanos.
- Recursos clave: la economía azul se basa en el uso de la energía marina, la pesca sostenible, el turismo costero y el transporte marítimo.
- Retos específicos: la azul enfrenta amenazas únicas como la acidificación, la subida del nivel del mar o la contaminación por plásticos.
- Oportunidades de innovación: la economía azul impulsa sectores emergentes como la energía undimotriz o la acuicultura regenerativa.
Ambas son caras de una misma moneda: modelos de desarrollo que buscan equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad, pero con enfoques diferentes.
Desafíos y oportunidades de la economía azul
Los océanos afrontan grandes desafíos, muchos provocados por el ser humano. El cambio climático está elevando la temperatura del agua y provocando la acidificación marina, mientras que la sobreexplotación pesquera y la contaminación amenazan la vida submarina.
La economía azul sostenible se presenta como una vía de esperanza. Entre sus oportunidades más destacadas están:
- Pesca y acuicultura sostenibles: regulan las capturas, protegen los ecosistemas y garantizan alimentos saludables.
- Energías renovables marinas: tecnologías como la eólica marina o la energía de las olas pueden ser claves para la transición energética.
- Ecoturismo y educación ambiental: fomentan un turismo responsable que valore la naturaleza y genere empleo local.
- Transporte marítimo más limpio: el sector avanza hacia motores eléctricos, materiales reciclables y sistemas de navegación con menor impacto.
La Unión Europea apuesta fuerte por este modelo. Con su Pacto por el Océano y su Estrategia de Biodiversidad 2030, busca proteger el 30% de las aguas comunitarias y ha destinado más de 1.000 millones de euros a proyectos de economía azul. Según su último informe, los sectores vinculados generan 4,5 millones de empleos directos y más de 650.000 millones de euros en volumen de negocio.
Por su parte, Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como el Decenio de los Océanos, con el objetivo de erradicar la contaminación marina, desarrollar una economía resiliente y alimentar de forma sostenible a la población mundial.
Adoptar la economía azul no solo implica cambiar cómo usamos los mares, sino redefinir nuestra relación con el agua. Como recuerda el economista Jeremy Rifkin en su obra Planeta Aqua, vivimos en un mundo donde los océanos son “una fuente de vida, no un recurso”.
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